Bajo estas líneas, analizaremos los principales riesgos del tabaco y los impactos directos contra el organismo.
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Existen numerosos factores sociales, ambientales, culturales y psicológicos que favorecen la iniciación al consumo de tabaco y que condicionan el mantenimiento del hábito de fumar.
Cada fumador tiene su forma de fumar y sus motivaciones, pero para todos el acto de fumar acaba convirtiéndose generalmente en un reflejo condicionado.
Tras la introducción del tabaco en Europa en el siglo XVI y a pesar de las campañas sanitarias que destacan los graves daños que provoca, se ha asistido a un continuo, progresivo y constante aumento de su consumo, aumentando los riesgos derivados del tabaco a la población.
En España (datos del 2016), nos situábamos entre los diez mayores consumidores de tabaco.
consumo tabaco (2022)
En la actualidad (2022), el 22% de la población española afirma que es fumadora a diario, por otra banda, el 25% se declara exfumador y un 2% es considerado fumador ocasional.
La cifra de personas mayores de quince años que afirma fumar a diario aumenta levemente y se acerca a los 8,6 millones, aunque en la tendencia global (desde que se tiene estadísticas) es descendente.
enfermedades y daños por consumo
La media en consumo de cigarrillos anualmente, es de 1.046 por habitante, 523 cajetillas/persona (2,86 cigarrillos/día).
En los años 70, los detractores del tabaco no eran capaces de aportar argumentos realmente convincentes, en la actualidad, sin embargo, los estudios experimentales y epidemiológicos señalan de forma concreta los daños que acarrea a la salud el hábito de fumar.
Son ya cientos de miles los estudios que atribuyen al tabaco la responsabilidad de:
- tumores en el pulmón o en otros órganos
- bronconeumopatías crónicas obstructivas
- cardiopatías isquémicas
- complicaciones de la gestación
- otras muchas situaciones patológicas
investigaciones epidemiológicas
El que era Director General de Salud Pública Luther Terry aportó el 11 de enero de 1964, una primera estadística que declaraba que el número de fumadores en EE UU descendió un 59%.
Desde que se publicó el primer informe de la Dirección General de Servicios de Salud de los Estados Unidos sobre el tabaquismo y la salud, en la actualidad nos arroja la escalofriante cifra de más de 20 millones de personas que han muerto por fumar (solo en Estados Unidos).
Las investigaciones epidemiológicas estadounidenses atribuyen alrededor de 500.000 fallecimientos anuales al abuso del tabaco, que definen como “enemigo número uno” de la salud pública en Occidente.
El tabaquismo es considerado la primera causa de muerte evitable en el mundo.
Este grave problema de Salud Pública, conlleva cada año a un gran elevado coste de muertes prematuras, y otras muchas enfermedades evitables. (sufrimiento innecesario).
El tabaquismo, es una de las mayores amenazas para la salud pública que afronta la humanidad.
Los riesgos del tabaco, agudizan la “epidemia de tabaquismo“, cada año mata a más de 8 millones de personas.
- 7 millones son consumidores directos
- 1,2 millones expuestos al humo ajeno, son considerados no fumadores (consumidores indirectos)
los riesgos de la drogodependencia
El poder disuasorio de estos datos, en sí mismos tremendamente explícitos, choca sin embargo con el auténtico “demonio” del cigarrillo: la drogodependencia de la nicotina. (ver_enlace)
En efecto, ha quedado universalmente demostrado que dicho alcaloide induce una dependencia que guarda numerosas afinidades con la dependencia de la heroína y la cocaína.
Como en otras formas de abuso de drogas, el comportamiento del consumidor habitual se halla dominado en gran parte por la sustancia psicótropa: la necesidad impelente de consumo de la “dosis” provoca tolerancia, dependencia física y, en caso de interrupción, síndrome de abstinencia con una fuerte tendencia a la recidiva.
Una mayor conciencia en relación a los riesgos del tabaco ha inducido a la opinión pública en los países occidentales a promover campañas para no fumar, sin duda alguna, la forma más sencilla de no ser fumador, es no empezar nunca a fumar.
A pesar de ello, la iniciación al consumo de tabaco es el aspecto menos conocido de toda la problemática vinculada al consumo de tabaco.
iniciación al consumo de tabaco
La edad crítica para el “reclutamiento” de fumadores parece oscilar entre los 9 y los 12 años.
En los países más avanzados se está registrando una disminución del hábito de fumar entre los hombres y un aumento entre las mujeres.
Cuando se pregunta a los fumadores jóvenes por qué empezaron a fumar, la mayor parte de ellos responde que lo hicieron porque alguien les ofreció un cigarrillo.
Esta respuesta, no obstante, se refiere más a la ocasión que a la causa.
A todos los chicos, antes o después, se les ofrece un cigarrillo: lo que es necesario establecer es por qué sólo algunos se convierten en fumadores habituales.
Tanto los factores sociales como los ambientales son muy importantes.
influencia de los amigos
La mayor influencia social en la iniciación al tabaco es al parecer la ejercida por los amigos y compañeros de escuela.
influencia familiar
El hábito de fumar de los padres y de los hermanos favorece también, al parecer, la iniciación, en muchos casos, en la mente de los jóvenes, los riesgos del tabaco, aparece asociado a la edad adulta.
Problemas familiares como la ausencia de un padre por fallecimiento, divorcio o separación, la rivalidad entre hermanos, la incomprensión entre padres y, en general, las relaciones familiares difíciles son factores que favorecen el consumo de tabaco entre chicos en edad escolar.
influencias culturales
Existen muchos otros factores sociales y culturales que favorecen la iniciación al tabaco y que varían en función de la época y del país.
Así, por ejemplo, el porcentaje cada día mayor de fumadoras entre las mujeres occidentales jóvenes y adultas refleja probablemente la progresiva emancipación femenina.
En contraposición, en Japón y en los países en vías de desarrollo como la India y Nigeria el hábito de fumar presenta una
incidencia mucho menor entre las chicas que entre los chicos, mientras que en los países escandinavos se registra en algunos grupos de edades cierta tendencia a una mayor incidencia del consumo de tabaco entre las chicas que entre los chicos.
Aunque las circunstancias sociales sean importantes como factor de riesgo en el consumo de cigarrillos, no explican sin embargo aún por qué algunos sujetos se convierten en fumadores y otros no.
influencia de la personalidad
Ciertos rasgos de la personalidad del individuo, en su mayor parte heredados, se asocian al hábito de fumar.
Entre ellas cabe destacar la extraversión (sociabilidad y expansividad) y los rasgos neuróticos (ansiedad y emotividad).
personalidad psicótica
Algunas características ampliamente representadas en la personalidad psicótica aparecen relacionadas con el tabaco.
En relación a los comportamientos más comunes entre los fumadores que entre los no fumadores y que podrían señalar a un posible futuro fumador se encuentran el carácter temerario, la impulsividad, la búsqueda de estímulos y sensaciones, el espíritu de rebelión, la agresividad, el consumo mayor y más precoz de alcohol y derivados del cáñamo indio, las relaciones más frecuentes con el sexo opuesto y la preferencia por acudir a bares, cines y discotecas en lugar de dedicarse a actividades más caseras.
Los riesgos del tabaco se asocia también a resultados escolares no muy satisfactorios, aunque al parecer, esto no refleja una diferencia de inteligencia entre fumadores y no fumadores.
Mantenimiento del hábito de fumar
Las excusas del fumador son complicadas, varían de un individuo a otro y se superponen las unas a las otras.
el placer de fumar
Es indiscutiblemente una actividad oral elemental; debe derivar del placer que experimenta el lactante al mamar, fumar o succionar son por tanto acciones capaces de atenuar fenómenos emocionales dolorosos y de proporcionar satisfacción.
el hecho de fumar es un gesto repetitivo
Esta repetición de un gesto realizado cientos de veces adquiere a menudo un carácter casi ritual y es una característica de actitudes neuróticas.
La pipa, recordémoslo, requiere ritos aún más complejos.
La supresión de una actividad repetitiva de este tipo constituye una privación y una verdadera mutilación psíquica del individuo.
el acto de fumar es “inútil”
El bebedor introduce en su cuerpo una sustancia, de la misma manera que la viejecilla golosa come azúcar.
El fumador, en cambio, se conforma con inhalar y expulsar un poco de humo, cuya finalidad es conseguir cierto placer.
Se trata, por tanto, de una actividad de Lujo al alcance de cualquiera, desde el vagabundo hasta el director general.
El hecho de fumar es una “actividad sustitutiva“, cuyo contenido es enormemente variable: impresión de estar haciendo algo en una civilización en la que parece que el único valor es el trabajo; una forma de darse importancia y de afirmar el dominio de uno mismo en presencia del interlocutor o en una situación embarazosa; actividad relajante durante un trabajo difícil y cansado; afirmación de virilidad para el adolescente.
tabaco en adolescentes
El hecho de fumar es un “tic“, cuyo significado merece un análisis más profundo.
Parece ser que la sexualidad influye enormemente en el comportamiento del fumador, el adolescente ve de forma especial en el cigarrillo el símbolo y los atributos de la virilidad.
Presa de una angustia sexual inconsciente, el fumador quiere demostrar su virilidad con un gesto típicamente masculino y considerado como tal.
Las mujeres, en cambio, fuman tanto por reacción a su sexo (y entonces fuman la misma razón que se ponen vaqueros), como porque buscan atributos que la naturaleza les ha negado.
En la angustia inconsciente que siente ante la necesidad de demostrar su virilidad, su importancia o su integridad personal, el fumador encuentra en el tabaco la tranquilidad interior, al volver a la fase oral primitiva.
El tabaco adquiere entonces un papel mágico, que otorga al fumador, que inconscientemente ha vuelto a la fase primitiva del seno materno, la dulce, cálida y segura protección del niño al que alimenta la madre.
Sin embargo, cuando se acaba el cigarrillo la angustia vuelve a aparecer.
el fumador no está solo
Ofrecer un cigarrillo o fuego son gestos de la vida diaria.
La persona que ofrece un cigarrillo intenta alentar una relación de simpatía con la otra persona y establecer al mismo tiempo con ella una complicidad fugaz.
Sin embargo, el cigarrillo puede también ser un arma defensiva utilizada por el fumador para luchar contra el ambiente.
La mayoría de las veces el fumador se halla al corriente de la nocividad y los riesgos del tabaco, pero el fumador es capaz de rodearse de una “pantalla de humo“, poniéndose así a cubierto de la curiosidad de los demás.
riesgos de ser fumador empedernido
No obstante, este conocimiento del peligro, a veces infravalorado, en lugar de inducirle a abandonar el hábito le produce una secreta satisfacción.
Adoptando una actitud claramente masoquista, se ofrece a sí mismo la imagen del “enfermo que se autodestruye“.
El fumador moderado se verá tentado por el deseo de renovar un placer tan fácil de conseguir y acabará asociándolo cada vez en mayor medida a sus actividades y a su trabajo.
De esta forma se convertirá en un fumador empedernido y no podrá ya trabajar sin fumar, hecho que justificará asegurando que el tabaco actúa sobre sus facultades y sobre su inteligencia, que le ayuda a empezar a trabajar y que le garantiza la continuidad en el esfuerzo.
De esta forma el fumador es víctima de un hábito y de los consiguientes reflejos de asociación.
Podría afirmarse que todos somos candidatos a convertirnos en fumadores empedernidos, pero no es así.
Si un hábito como éste se instaura en un sujeto significa que éste posee determinadas características psicocaracteriales.
Los fumadores, evidentemente, poseen en su carácter un componente de ansiedad y una tendencia obsesiva: no todos los
fumadores son neuróticos, pero la mayor parte de los neuróticos son fumadores.
Espíritu de imitación, placer, deseo del tóxico como tal, adquisición de un reflejo condicionado, predisposición mental y distanciamiento del ambiente son factores que explican el enorme consumo de tabaco en el mundo y las dificultades que entraña la lucha contra él.
riesgos del humo del tabaco
EI humo del tabaco está compuesto por gas y gotitas líquidas.
Durante la aspiración, éstas se depositan, según sus dimensiones, sobre las paredes de la tráquea, de los bronquios y de los alvéolos pulmonares.
Alrededor del 50 % de los elementos que constituyen el humo inspirado es retenido en el árbol respiratorio.
El fumador de puros o de pipa no se traga el humo, que es alcalino y muy irritante (el riesgo que le puede ocasionar el tabaco es ligeramente inferior); por el contrario, el fumador de cigarrillos sí suele aspirar profundamente el humo, que en este caso es ligeramente ácido y menos irritante.
La combustión del papel de los cigarrillos interviene en muy pequeña medida en la composición del humo.
La composición química del humo del tabaco es compleja y variable, pues depende de la calidad del tabaco, de las operaciones a las que ha sido sometido y de la forma en que se fuma.
se distinguen tres fracciones principales:
fracción neutra
Que contiene hidrocarburos cíclicos, como los benzopirenos, (ver_enlace benceno) que al acumularse durante años serían los responsables de la acción cancerígena del tabaco.
fracción alcalina
Básicamente contiene esencialmente nicotina, (ver_enlace) alcaloide específico del tabaco.
El contenido en nicotina del tabaco es muy variable, el humo de un cigarrillo entero contiene de 1 a 3 mg de nicotina. (ver_enlace)
- el fumador que se traga el humo, absorbe el 90 % de la nicotina.
- en el caso que no se trague el humo, se absorbe sólo el 10 %.
monóxido de carbono
El contenido del humo del tabaco, tras la absorción se combina con la hemoglobina de los glóbulos rojos.
hemoglobina
La hemoglobina (Hb) es la proteína en sangre que transporta el oxígeno, presenta un mayor vínculo de unión con el CO, que por el oxígeno (hasta 210 veces superior).
carboxihemoglobina
La carboxihemoglobina (COHb) es considerada una proteína, que resulta de la unión de la hemoglobina con el “gas tóxico” monóxido de carbono (combinación en sangre), esto es posible, ya que en su asentamiento, ocupa las posiciones del oxígeno.
Los riesgos del tabaco, causan un descenso acusado en el transporte de oxígeno a la células.
Es por ello que en los estudios de niveles de carboxihemoglobina se tiene en cuenta la cantidad de monóxido de carbono que ha absorbido el torrente sanguíneo, aunque no obstante, ni los fumadores más empedernidos superan la proporción de carboxihemoglobina del 5 %.
Según la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA Occupational Safety and Health Administration), los niveles permisible a la exposición al monóxido de carbono no deberían superar las 50 partes por millón (PPM)
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